MOVIMIENTO ALTERADO
El
ser humano se ha movido desde el principio de los tiempos. Desde sus ancestros
más primitivos, cuyos hábitos nómades llevaron a constituirlo en un
especialista en la supervivencia; hasta sus predecesores más cercanos
establecidos como conquistadores sedentarios. El hombre no perfiló su cerebro encerrado
en un cueva dibujando con un palito lo que pretendía, sino corriendo, lanzando,
aproximándose cautelosamente hacia su presa para no ser descubierto,
configurando estrategias para la sobrevivencia; llevadas adelante con enormes
esfuerzos musculares de por medio, venciendo
obstáculos naturales generando una increíble resistencia ante estos.
El ideario colectivo, adopta a la definición antropológica del término sedentario de una manera tergiversa. Desarrolla una línea de pensamiento que poco tiene que ver con el verdadero significado. El hombre ha sido sedentario desde hace ya varios siglos, lo que no significa que haya dejado de realizar actividad física; mal que nos pese es una problemática contemporánea que acaece dentro de un marco socio-cultural particular, como una de las principales causas de muerte en el mundo.
El ideario colectivo, adopta a la definición antropológica del término sedentario de una manera tergiversa. Desarrolla una línea de pensamiento que poco tiene que ver con el verdadero significado. El hombre ha sido sedentario desde hace ya varios siglos, lo que no significa que haya dejado de realizar actividad física; mal que nos pese es una problemática contemporánea que acaece dentro de un marco socio-cultural particular, como una de las principales causas de muerte en el mundo.
Hablar
del sedentarismo es dar cuenta de un déficit de movimiento, o lo que
algunos autores han dado en llamar sindrome
hipocinético (Thomas, 1961) o trastorno
por déficit de ejercicio (Exercise Deficit Disorder, Faigenbaum 2012). El síndrome hipocinético es un término usado para describir una condición caracterizada por la reducción de
los niveles de actividad física
regular (<60 min de
actividad física diaria, todos los días) que está por debajo de las recomendaciones coherentes estipuladas por distintos organismos de salud. La OMS cataloga las actividades
físicas en relación a los equivalentes metabólicos (METs[1]) para dar estrategias de proyección de estados de salud óptimos en
poblaciones mundiales, que sirve para referenciar la situación en un grupo
poblacional específico.
Las
consecuencias de la falta de movimiento son varias, pero siendo breves,
podríamos resumirlas en tres andariveles totalmente relacionados entre sí. La
división es sólo a los fines analíticos:
- El advenimiento de una nueva configuración morfo-funcional. Acompañado por factores de índole socio – cultural como la dieta o la falta de hábito para realizar actividad física de manera cotidiana; se ha configurado una estructura “morfo-anatómica-funcional” con una insuficiencia muscular tan grande que el síndrome metabólico es su consecuencia inevitable, con o sin obesidad de por medio; conllevando enfermedades no transmisibles como la diabetes tipo II, principal pandemia en la población infantil.
- La alteración postural, el dolor de espalda y la disfunción ósteo-articular. La evidencia está a la vista: nuestra columna vertebral no está biológicamente preparada para la falta de movimiento. Podemos ver como el vaivén de los chicos en la silla de la escuela así lo demuestra; sus discos intervertebrales “piden” cambio constante de posición. El sujeto hipocinético, tanto niño, joven como adulto, se presenta sin posibilidades de enfrentar las tensiones de la vida cotidiana sin alterar su estructura anatómica.
- Más relacionada con el comportamiento, podemos mencionar a la involución de la masa encefálica. La actividad muscular es indispensable para la neuroplasticidad, no sólo periférica, sino y sobre todo, cerebral, o particularmente cortical. La gran cantidad de estudios inherentes al efecto neurotrófico de los IGF (insulin grow factors), los BDGF (brain delivered grow factors) y otras neurotrofinas estimuladas por la actividad muscular así lo revelan. Sobre este fenómeno hay cada vez más producción científica y los resultados son consistentes y concluyentes: el cerebro humano no se desarrolla plenamente si falta la dimensión de la acción muscular. A lo largo de miles de años de evolución filogenética, el paso al Homo Sapiens-Sapiens se produce en la acción de pensar, que no era otra cosa que resolver problemas de adaptación al medio natural mientras “nos movíamos”.
Este DÉFICIT
DE MOVIMIENTO que subyace dentro de nuestra sociedad contemporánea y
viene caracterizando a la población bajo el mencionado SINDROME HIPOCINÉTICO con
pandemias no transmisibles que se replican como la Obesidad Infantil
y sus co-morbilidades, nos lleva a comprender como la ALTERACIÓN del
MOVIMIENTO, es uno de los principales generadores de problemáticas que
nosotros como Profesionales del movimiento podemos y debemos visualizar.
Esta
alteración o déficit de movimiento,
es la principal intervención sobre la que nosotros enfocamos. Obviamente
tenemos que valorar el aporte de profesionales de la nutrición y otras áreas
relacionadas a la modificación de los hábitos hipocinéticos. Pero nuestro eje
de intervención está orientado hacia la READAPTACIÓN de ese movimiento alterado.
KRAUS, H.; RAAB, W. Hypokinetic
disease: Diseases produced by lack of exercise. Thomas, 1961
FAIGENBAUM, A.; MYER, G. Exercise Deficit Disorder In
Youth: Play Now or Pay Later. American College of Sports
Medicine. 2012
Organización Mundial
de la Salud. Recomendaciones mundiales
sobre actividad física para la salud. Ginebra, 2010.
DI SANTO, M. Ideas para una revolución Kinética. Apuntes en Biblioteca Multimedia Grupo Sobre
Entrenamiento.
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Hipocinesia (apuntes para la filosofía de la fragilidad). Apuntes en Biblioteca Multimedia
Grupo Sobre Entrenamiento.
[1] El MET es la unidad de medida del índice
metabólico y se define como la cantidad de calor emitido por una persona en
posición de sentado por metro cuadrado de piel.