lunes, 25 de agosto de 2014

Control Motor



¿A qué llamamos “Control Motor”?


 En los  últimos veinte años se ha desarrollado por diversos autores un modelo integrador de la función neuromuscular. Lee y Vleeming (1998) definen un modelo integrado  de cuarto componentes:
Cierre de Forma: huesos, articulaciones, ligamentos. (Estructura)
Cierre de Fuerza: fuerzas producidas por la acción miofascial.
Control Motor: orquestación del reclutamiento muscular durante la acción, reflejos, reacciones, organización y control motor del movimiento por parte del SNC.
Emociones: los estados emocionales producen cambios en el Sistema Nervioso Central, en la atención e intención de la persona.



Dichos autores se basan en el clásico modelo propuesto por Panjabi (1992), donde se define la estabilidad como la acción interdependiente de tres sistemas: pasivo, activo y control neural. La estabilidad  orquestada por estos tres sistemas permite mantener una articulación en su zona neutra, que implica una alineación postural con mínimo gastos energético muscular, sin recarga de las estructuras pasivas. El concepto de zona neutra desarrollado por Panjabi plantea un rango de posiciones en una articulación donde la estabilidad reside en el cierre de fuerza y el control motor, sin ayuda del cierre de forma (especialmente la tensión ligamentaria); inestabilidad en esta zona neutra será debida principalmente a deficiencias en el control motor, y al componente miofascial. La pérdida de la estabilidad en todo el rango articular puede deberse entonces a cualquiera de cuatro los componentes o a una combinación de ellos.
A partir de este pensamiento podemos trazar un paralelismo  con Riemann y Lephart (2002):
“Todo componente de integración sensorial, motor y cortical, y el procesamiento de estos componentes están involucrados en el mantenimiento de la homeostasis durante movimientos corporales”
 
Estos autores definen al control  motor  o neuromuscular como la activación inconsciente de restricciones dinámicas que ocurren en preparación para, o en respuesta de un movimiento y/ o carga articular, con el propósito de mantener y restaurar la estabilidad articular funcional.

Podríamos  pensar  entonces, que el mismo puede ser, una vez alterado, factible de  re educarlo ya que su alteración  colabora negativamente en el desorden funcional y que ese desequilibrio depende del adecuado funcionamiento de los subsistemas, así planteado por Panjabi.

Control Motor entonces para nosotros es una conjunción de integración sensorio-motora, que está en búsqueda constante de estabilidad dinámica. No sólo en acciones de complejidad motora elevada, sino en constante adaptación en cada momento del día. Podemos afirmar a partir de esto que el control y aprendizaje motor son dos área aplicadas del comportamiento motor que contextualizadas en las ciencias de la actividad física nos presentan un gran desafío.