domingo, 31 de mayo de 2015

UN SINDROME DESCONOCIDO A LA VISTA DE TODOS*

                Nuestra intervención cotidiana requiere inevitablemente hacer una valoración postural de la persona que acaba de entrar para trabajar con nosotros, por este motivo, es fundamental realizar una evaluación estática postural de cada individuo. Ésta nos aportará datos para conocer alteraciones posturales y restricciones de la musculatura que generen compensaciones, en la postura de nuestros evaluados para poder diseñar un plan de trabajo eficaz. 
Varios autores han abordado la interpretación de la valoración postural estática (Kendall, Busquet, entre otros). Pero una interpretación que es fundamental, y muchas veces desconocemos de sus principios, es la propuesta en 1979 por el Dr. Vladimir Janda; una teoría fundamental en lo que refiere a la alteración postural y el desequilibrio muscular.
La aproximación de Janda al dolor musculo-esquelético crónico consistió en la división de los grupos musculares en tónicos y fásicos.  Los primeros, tendientes siempre a la sobreactividad y acortamientos y los segundos, proclives a la debilidad y alargamiento.  Por otro lado estos grupos musculares suelen estar agrupados como antagonistas emparejados y afectados por la Ley de Sherrington donde el sobreuso de un grupo muscular suele no solo limitar mecánicamente el alcance de movimiento de su antagonista, sino también inhibir neurológicamente su acción. 

SINDROMES CRUZADOS

Janda reconoció que algunos músculos eran propensos a la debilidad y define posteriormente los patrones de movimiento para estimar la calidad del movimiento. Él descubrió que el desequilibrio muscular era sistemático y predecible, e involucraba a todo el cuerpo, definiendo de esta manera lo que dio a conocer como “síndromes cruzados”, descriptos como alteraciones en el equilibrio del tono muscular entre músculos antagonistas.

Estos desequilibrios o síndromes cruzados presentan patrones típicos que sin embargo requieren ser evaluados en forma cuidadosa. 
Los músculos postulares se presentan facilitados, acortados y tensos, en cambio sus antagonistas dinámicos se encuentran habitualmente inhibidos y débiles.
Los patrones de disfunción no se presentan en forma aislada en una región específica, sino que tienden a afectar a la mayor parte de la musculatura estriada, sin embargo existen dos zonas donde es más fácil localizar dichos desequilibrios; la región de la cintura pélvica (síndrome cruzado inferior) y la región de la cintura escapular (síndrome cruzado superior). 
 Aunque el desequilibrio muscular afecta a todo el cuerpo es más evidente o comienza a desarrollarse gradualmente y de forma predecible en la región pélvica y en la región superior a nivel del hombro, dorso y cuello.  Es lo que JANDA denomina “SINDROME CRUZADO PROXIMAL Y DISTAL (pelvis posterior y anterior)”.

LA PELVIS EJE CENTRAL DE LA POSTURA Y EL MOVIMIENTO

Una de las disfunciones más comunes generadas por la inactividad, por mal uso o por sobreuso es el síndrome cruzado distal (SCD). El SCD (pelvis posterior) se caracteriza principalmente por una rotación sagital de la pelvis (anteversión), una hiperlordosis lumbar, abdomen pronunciado, hipoactividad muscular (pared del abdomen, piso pélvico, multífidos, glúteo medio, diafragma) e hiperactividad muscular (erectores toraco-lumbares, flexores de cadera, rotadores internos de cadera).

En cambio la pelvis anterior se caracteriza por retroversión, acortamiento y sobreactividad de abdominales superiores y flexión de la columna lumbar  Glúteos planos, cabeza antepulsa, cifosis toráxica y pobre desarrollo de miembros inferiores. Hipoactividad y alargamiento de abdominales inferiores  y piso pélvico, multífidos, diafragma, psoasiliaco y glúteos. Hiperactividad y acortamiento de isquiotibiales, piriforme, abdominales Superiores y oblicuos internos y rotadores externos de cadera.

EN BÚSQUEDA DE SOLUCIONES

Quedarnos solamente con una valoración de la estática de cada individuo, sería una mirada reduccionista a nuestro entender.  El cuerpo es movimiento y es a través de este que detectamos por medio de diferentes métodos de evaluación (ya descritos en entradas anteriores), desequilibrios musculares y patrones de movimiento alterados que en este nivel conducen a la anormalidad del movimiento, pérdida de la alineación postural y finalmente cambio de la programación motora del SNC. 
Innumerables revisiones de artículos científicos, acerca de lo que se conoce comúnmente como “Low-back pain” o dolor de espalda baja, catalogan este déficit en el control neuromuscular de la estabilidad espinal como un factor de riesgo de lesión del raquis.
 De esta manera podemos verificar la integración del sistema sensoriomotor en el control y adaptación de  las funciones osteoartromusculares, en función de patrones de movimiento fundamentales y que se relacionen directamente con los limitaciones del movimiento de cada individuo (trabajo, deporte, actividades cotidianas, etc).
Como hemos desarrollado en entradas anteriores, nuestra propuesta de acción va en búsqueda de propiciar el aprendizaje y la programación de nuevos engramas motores, que permitan generar ajustes anticipatorios que predispongan a las acciones de propulsión del movimiento. Por eso  la importancia del correcto entrenamiento del sistema estabilizador intrínseco o profundo, ya que “cuando la activación intrínseca es adecuada la calidad de la activación extrínseca es mayor” (Di Santo)

FUNCIONALIDAD

Pero no debemos sesgarnos en el “core-training”, esta metodología por sí sola, no nos garantiza la movilidad y la estabilidad del complejo lumbo-pélvico. No solo el entrenamiento de la fuerza cumple un papel importante, sino la FLEXIBILIDAD  es crucial como condición habilitante para el desarrollo funcional estabilizador y sinérgico del eje lumbo-pélvico, obviamente no nos referimos como estiramientos maximales sino como rangos de movilidad funcional.
Un óptimo programa de entrenamiento debe tener el potencial para recuperar la función muscular alterada y así mejorar la capacidad de controlar el complejo lumbo-pélvico. 



Es virtud nuestra valernos de las diferentes metodologías y herramientas con las que contamos para trabajar las diferentes capacidades que se han visto afectadas: flexibilidad (streching, PNF, excéntricos, GPG), CORE-TRAINING (TRX, perturbación,etc) y educación propioceptiva de las diferentes posibilidades de acción de la pelvis.

En conclusión no todas las programaciones de actividad física, podrán tener la misma orientación  o  serán válidos para el mismo objetivo, será nuestra capacidad de interpretación y observación individual la que nos ayudará a adaptarnos a situaciones espontáneas y específicas de cada individuo.





*Colaboración del Prof. Fabricio Darino y Alexis Goytiño. Forman parte del equipo RREM. 

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