martes, 1 de septiembre de 2015

READAPTACION FUNCIONAL LESIÓN LCA



ANÁLISIS DE LAS ETAPAS EN EL PROCESO DE READAPTACIÓN FUNCIONAL CON SUJETOS INTERVENIDOS PARA LA RECONSTRUCCIÓN DE LCA



A la hora de hacer un análisis del tratamiento de Readaptación posterior a una intervención quirúrgica de remodelación del Ligamento Cruzado Anterior (LCA), debemos saber qué procesos fisiológicos atraviesan el Neoligamento para poder desarrollar nuestra intervención de manera adecuada.



Todos los tejidos utilizados como auto o aloinjertos sufren un proceso fisiopatológico similar, al momento de ser introducidos en la rodilla receptora. A este proceso algunos autores lo llaman LIGAMENTIZACIÓN, y atraviesa distintos momentos:

  • El neoligamento sufre inicialmente una NECROSIS AVASCULAR completa con muerte celular.
  • Posteriormente ocurre la REVASCULARIZACIÓN progresiva con proliferación celular a partir de las células sinoviales y fibroblastos de la cavidad articular.
  • Por último ocurre el proceso de REMODELACIÓN del neoligamento.

Un programa de readaptación debe estar basado en estos procesos fisiológicos, y a través de una adecuada prescripción de actividades, conociendo cada una de estas etapas y sus características particulares, podemos acompañar el proceso de manera que la persona recupere y potencie cada capacidad de su integración funcional.
El proceso de readaptación está dividido en 3 fases:

FASE 1 (Protección Máxima) esta fase está compuesta por dos procesos, un periodo de Necrosis Avascular y Revascularización. La bibliografía generalmente estima que este período abarca desde la semana 4 a 12 postquirúrgica.

Durante este periodo tenemos como objetivo principal, recuperar la movilidad completa de la articulación, una flexión que supere los 120º y una extensión de 180º. Esta última se convierte en el objetivo principal, porque con ella logramos que se normalice la MARCHA adecuada del sujeto, función simple y natural de la raza humana, que al lograrse limitara nuevas alteraciones funcionales. La integración cinemática del tobillo-rodilla-cadera y su control adecuado en el movimiento serán de vital importancia para lograr este objetivo.


En esta fase aparece el trabajo en agua como posible colaborador. Mediante el cual podemos acelerar y lograr objetivos como, por ejemplo, la corrección de marcha, que quizá en un medio cotidiano se ve condicionada por las fuerzas gravitatorias (por ejemplo) y teniendo incorporada la alteración se dificulta aún más la corrección.








FASE 2 (Protección Media) atravesada por el proceso de remodelación del neoligamento (proliferación del tejido conectivo). Aproximadamente podemos considerar como estimado el período comprendido entre la semana 13 a la 20, es decir entre el tercer y quinto mes luego de la intervención.
Aquí el objetivo está centrado en el aumento de los niveles de fuerza. Suponiendo ya haber logrado una correcta calidad e integración del movimiento, por lo menos en el patrón de marcha, ahora hay que enfocarse en aumentar la fuerza (entendida esta como la capacidad de repetir esfuerzos) pilar importante de los distintos patrones de movimiento.


Por otro lado se comienza a estimular el desarrollo pliométrico, entendido esto como el entrenamiento y desarrollo del fenómeno neuro-muscular conocido como del ciclo Estiramiento Acortamiento (CEA).

FASE 3 (Protección Baja) A partir de la semana 21 postquirúrgica el neoligamento se encuentra en condiciones de reorientar los objetivos:

  1. aumento de la fuerza máxima y rápida, 
  2. entrenamiento pliométrico,
  3. desplazamientos multidireccionales y la agilidad especifica. 

Las orientaciones de la Fuerza en esta etapa tienen que estar dirigidas a mejorar las ganancias de reclutamiento de unidades motoras, garantizando la hipertrofia selectiva en los extensores y flexores de rodilla.

Esta última etapa va a verse determinada por el progreso de cada sujeto en relación a su evolución postquirúrgica. Esto será determinado por su médico traumatólogo / cirujano en los controles, quienes son los facultados para informar sobre la consolidación del neoligamento.
Una vez avalados con el alta médica-clínica de nuestro deportista, nos quedará trabajar en lo que consideramos como fase de ADQUISICIÓN  E INCREMENTO DE LA FORMA DEPORTIVA. En esta etapa el retorno deportivo debería ser adaptado y acompañado en campo, a las demandas individuales de manera progresiva en lo referido a condición metabólica, neuromuscular, propioceptiva y de control motor.
Una vez considerado en condiciones óptimas, procedemos  a programar una batería de evaluaciones que nos permitirá justificar (o no) el retorno deportivo con normalidad con lo que denominamos: ALTA DEPORTIVA. 

Cabe remarcar la importancia de un proceso de trabajo previo a la cirugía. En los últimos años, han crecido las propuestas de investigación que determinan la efectividad y beneficios, sobre todo a nivel de control motor e integración neuromuscular, de los tratamientos Prequirúrgicos. En nuestra experiencia, aquellas personas, no deportistas, que vienen Postcirugía, sin una experiencia con relación al entrenamiento del movimiento, van a tener una limitación de aprendizaje motriz que va a influir en mayor o menor medida en el tratamiento. Por lo tanto podemos entender que, mas allá de los tiempos biológicos que son inalterables, la calidad del proceso va a estar condicionada por la experiencia motriz que tenga la persona.


Podemos colocar a la estabilidad espinal y el control motor como dos conceptos, de los cuales hemos hablado ya en otras presentaciones, y que están presentes en todo el proceso de readaptación, que supera los límites de cada fase, e interfiere en cada momento del proceso, en cada objetivo por cumplir.

A su vez la Flexibilidad y la Capacidad Funcional Aeróbica también deberían estar presentes en este proceso, no como objetivos primarios de alguna fase, pero si como capacidad limitante para el logro total de los objetivos. Por lo tanto en ellas también debemos poner nuestra atención. Cualquier alteración de la flexibilidad, por ejemplo de la cadena posterior, nos va a resultar en una limitación de la movilidad de flexión de la cadera sobre muslo y ello conlleva a una alteración en la integración de triple flexión de la cinemática tobillo rodilla cadera, de esta manera algunos movimientos van a verse limitados para su ejecución. Por lo tanto son capacidades que no debemos perder de vista en caso de que estén limitadas y tienen que estar integradas en nuestro análisis.

Para concluir queremos remarcar la importancia que tiene la función e intervención como reeducadores del movimiento, orientada a devolverle a la persona una integración funcional global; es decir no pensar en la rodilla sólo desde su proceso lesivo, como una articulación que trabaja de forma independiente, sino como parte de un sistema mucho más complejo que funciona de forma integral y dentro del cual la rodilla juega un papel determinado que se debe ser readaptado. Comprender que muchas veces los tiempos biológicos no está divididos de una manera tácita y poder determinar hacia donde debemos encaminar cada proceso.



- Clancy WG Jr., Nelson DA, Reider B et al., Anterior cruciate ligament reconstruction using one-third of the patellar ligament. J Bone Joint Surg (Am) (1982) 45: 925-932.
- Marumo K, Saito M, Yamagishi T, Fujii K. The "ligamentization" process in human anterior cruciate ligament reconstruction with autogenus patellar and hamstring tendon. A biochemical study. Am J Sports Med. Vol 33, No. 8. 2005.
- Barber, S., Noyes, F., Mangine, R., & DeMaio, M. Rehabilitation after ACL reconstruction: Function Testing. Sports Medicine Rehabilitation Series, 15, 971-974. (1992)

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