viernes, 25 de septiembre de 2015

ESTABILIDAD FUNCIONAL:

La interacción de los mecanismos de feedback y feedforward en la determinación del control motor. 

Toda tarea motriz implica la necesidad de activar mecanismos de control y regulación del movimiento que son de naturaleza neural, y que serán más complejos cuanto mayor sea la dificultad de la tarea a realizar.
El control del movimiento depende directamente de la integración neuromuscular, que se encuentra regulada por el complejo sistema sensoriomotor. El control del movimiento entonces, puede ser entendido como la facultad que tiene un sujeto para efectuar programas motrices de forma eficaz y con un mínimo de energía. 

Aferencias integradas
Este complejo sistema sensoriomotor incorpora todos los receptores y vías aferentes (percepción), así como los mecanismos de integración y procesamiento central (decodificación, planificación, y programación) y las respuestas eferentes necesarias (ejecución), para poder mantener la estabilidad funcional durante tareas que se desean realizar. 
La información aferente de la que hablamos puede ser procesada e integrada en tres niveles de control motor: 
  • médula espinal (respuestas muy rápidas y/o reflejas), 
  • tronco cerebral (respuestas intermedias y/o automáticas) y 
  • corteza cerebral (más lentas, más elaboradas y son voluntarias). 
Por lo tanto podemos asumir que los patrones de movimiento son el resultado de la interacción dinámica de subsistemas que se organizan con respecto a las demandas del movimiento específico y el entorno. 

En búsqueda de la estabilidad funcional. Anticipación y retroalimentación.

En lo que refiere a la estabilidad funcional de las articulaciones las respuesta de programación motriz podemos encontrar dos mecanismos de regulación que buscan mantener el sistema sin perder su homeostasis; son estrategias que se suceden antes o durante un movimiento voluntario con el objetivo de incrementar la estabilidad ante un cambio; esta puede recibir una información sensorial o no. 
Mecanismos
de Anticipación
Podemos definir feedback como la elaboración de una respuesta correctiva dentro de un gesto motor como consecuencia de haber percibido anomalías o cambios repentinos del entorno, a la información proporcionada, bien por vía refleja o no, después del análisis de un determinado estímulo sensorial. 
El feedforward se define como el mecanismo de determinación, que genera acciones anticipatorias que ocurren antes de la detección sensorial de una disrupción de la homeostasis. 
Las aferencias somatosensoriales, visuales y vestibulares proveen la información necesaria para ambos mecanismos de control motor durante la programación del movimiento; sin embargo, los métodos de procesamiento de la información difieren. Los mecanismos determinados por la retroalimentación se caracterizan por el continuo procesamiento de la información aferente, devolviendo respuestas de control motor basadas en el “momento a momento”. En contraste, las aferencias durante los mecanismos anticipatorios de control motor son utilizadas de manera intermitente hasta que los mecanismos de retroalimentación sean iniciados. 
Mientras que el feedback incorpora la información sensorial, modula y ajusta el movimiento, el feedforward incorpora diferentes construcciones de memoria, esquema motor y programa motor buscando mecanizar preparaciones posturales para el movimiento controlado. 
Lamentablemente la clasificación de una acción cómo de retroalimentación (o feedback) o anticipatoria (feedforward) no es tan sencillo como sus definiciones lo sugieren y no se desarrollan en forma paralela sino interactuando e influenciándose entre sí durante la ejecución de todo el programa motor. En muchas situaciones existe una combinación de ambos mecanismos como en el mantenimiento de la postura corporal. 

Entonces, el control sensorio motor de estabilidad es un intricado proceso, coordinado y automodulado por el SNC (en sus tres niveles), mediante dos mecanismos: el control por feedback, que autorregula la acción mientras ocurre y el control por feedforward o los ajustes anticipatorios. 

 













A partir de comprender la participación de estos mecanismos de control en la engramación del movimiento, podemos comenzar a desarrollar nuevos programas de reeducación y entrenamiento del movimiento orientados al desarrollo de nuevos mecanismos de anticipación que aseguren la estabilidad funcional de la articulacion tanto manera individual, cómo en su función cinética global. 

Nuestra intervención debe brindar al individuo las herramientas necesarias para estimular y desarrollar los mecanismos de retroalimentación y corrección del movimiento, conociendo su interacción y creando estrategias que estimulen funcionalmente los mecanismos de feedback y feedforward para mejorar la calidad de la acción motriz y el control motor.



Bibliografía de referencia:
  • F.J. Vera García & cols., “Core Stability. Conceptos y aportaciones al entrenamiento y la prevención de lesiones”.
  • David Behm, Juan Carlos Colado, “The effectiveness of resistance training using unstable surfaces and devices for rehabilitation”.
  • Víctor Segarra, Juan Ramos Heredia & cols., “Core y sistema de control-motor: mecanismos básicos para la estabilidad del raquis lumbar”.
  • Lourdes Macías, “Avances en Neurociencia sobre: desarrollo, control y aprendizaje del movimiento”.


martes, 1 de septiembre de 2015

READAPTACION FUNCIONAL LESIÓN LCA



ANÁLISIS DE LAS ETAPAS EN EL PROCESO DE READAPTACIÓN FUNCIONAL CON SUJETOS INTERVENIDOS PARA LA RECONSTRUCCIÓN DE LCA



A la hora de hacer un análisis del tratamiento de Readaptación posterior a una intervención quirúrgica de remodelación del Ligamento Cruzado Anterior (LCA), debemos saber qué procesos fisiológicos atraviesan el Neoligamento para poder desarrollar nuestra intervención de manera adecuada.



Todos los tejidos utilizados como auto o aloinjertos sufren un proceso fisiopatológico similar, al momento de ser introducidos en la rodilla receptora. A este proceso algunos autores lo llaman LIGAMENTIZACIÓN, y atraviesa distintos momentos:

  • El neoligamento sufre inicialmente una NECROSIS AVASCULAR completa con muerte celular.
  • Posteriormente ocurre la REVASCULARIZACIÓN progresiva con proliferación celular a partir de las células sinoviales y fibroblastos de la cavidad articular.
  • Por último ocurre el proceso de REMODELACIÓN del neoligamento.

Un programa de readaptación debe estar basado en estos procesos fisiológicos, y a través de una adecuada prescripción de actividades, conociendo cada una de estas etapas y sus características particulares, podemos acompañar el proceso de manera que la persona recupere y potencie cada capacidad de su integración funcional.
El proceso de readaptación está dividido en 3 fases:

FASE 1 (Protección Máxima) esta fase está compuesta por dos procesos, un periodo de Necrosis Avascular y Revascularización. La bibliografía generalmente estima que este período abarca desde la semana 4 a 12 postquirúrgica.

Durante este periodo tenemos como objetivo principal, recuperar la movilidad completa de la articulación, una flexión que supere los 120º y una extensión de 180º. Esta última se convierte en el objetivo principal, porque con ella logramos que se normalice la MARCHA adecuada del sujeto, función simple y natural de la raza humana, que al lograrse limitara nuevas alteraciones funcionales. La integración cinemática del tobillo-rodilla-cadera y su control adecuado en el movimiento serán de vital importancia para lograr este objetivo.


En esta fase aparece el trabajo en agua como posible colaborador. Mediante el cual podemos acelerar y lograr objetivos como, por ejemplo, la corrección de marcha, que quizá en un medio cotidiano se ve condicionada por las fuerzas gravitatorias (por ejemplo) y teniendo incorporada la alteración se dificulta aún más la corrección.








FASE 2 (Protección Media) atravesada por el proceso de remodelación del neoligamento (proliferación del tejido conectivo). Aproximadamente podemos considerar como estimado el período comprendido entre la semana 13 a la 20, es decir entre el tercer y quinto mes luego de la intervención.
Aquí el objetivo está centrado en el aumento de los niveles de fuerza. Suponiendo ya haber logrado una correcta calidad e integración del movimiento, por lo menos en el patrón de marcha, ahora hay que enfocarse en aumentar la fuerza (entendida esta como la capacidad de repetir esfuerzos) pilar importante de los distintos patrones de movimiento.


Por otro lado se comienza a estimular el desarrollo pliométrico, entendido esto como el entrenamiento y desarrollo del fenómeno neuro-muscular conocido como del ciclo Estiramiento Acortamiento (CEA).

FASE 3 (Protección Baja) A partir de la semana 21 postquirúrgica el neoligamento se encuentra en condiciones de reorientar los objetivos:

  1. aumento de la fuerza máxima y rápida, 
  2. entrenamiento pliométrico,
  3. desplazamientos multidireccionales y la agilidad especifica. 

Las orientaciones de la Fuerza en esta etapa tienen que estar dirigidas a mejorar las ganancias de reclutamiento de unidades motoras, garantizando la hipertrofia selectiva en los extensores y flexores de rodilla.

Esta última etapa va a verse determinada por el progreso de cada sujeto en relación a su evolución postquirúrgica. Esto será determinado por su médico traumatólogo / cirujano en los controles, quienes son los facultados para informar sobre la consolidación del neoligamento.
Una vez avalados con el alta médica-clínica de nuestro deportista, nos quedará trabajar en lo que consideramos como fase de ADQUISICIÓN  E INCREMENTO DE LA FORMA DEPORTIVA. En esta etapa el retorno deportivo debería ser adaptado y acompañado en campo, a las demandas individuales de manera progresiva en lo referido a condición metabólica, neuromuscular, propioceptiva y de control motor.
Una vez considerado en condiciones óptimas, procedemos  a programar una batería de evaluaciones que nos permitirá justificar (o no) el retorno deportivo con normalidad con lo que denominamos: ALTA DEPORTIVA. 

Cabe remarcar la importancia de un proceso de trabajo previo a la cirugía. En los últimos años, han crecido las propuestas de investigación que determinan la efectividad y beneficios, sobre todo a nivel de control motor e integración neuromuscular, de los tratamientos Prequirúrgicos. En nuestra experiencia, aquellas personas, no deportistas, que vienen Postcirugía, sin una experiencia con relación al entrenamiento del movimiento, van a tener una limitación de aprendizaje motriz que va a influir en mayor o menor medida en el tratamiento. Por lo tanto podemos entender que, mas allá de los tiempos biológicos que son inalterables, la calidad del proceso va a estar condicionada por la experiencia motriz que tenga la persona.


Podemos colocar a la estabilidad espinal y el control motor como dos conceptos, de los cuales hemos hablado ya en otras presentaciones, y que están presentes en todo el proceso de readaptación, que supera los límites de cada fase, e interfiere en cada momento del proceso, en cada objetivo por cumplir.

A su vez la Flexibilidad y la Capacidad Funcional Aeróbica también deberían estar presentes en este proceso, no como objetivos primarios de alguna fase, pero si como capacidad limitante para el logro total de los objetivos. Por lo tanto en ellas también debemos poner nuestra atención. Cualquier alteración de la flexibilidad, por ejemplo de la cadena posterior, nos va a resultar en una limitación de la movilidad de flexión de la cadera sobre muslo y ello conlleva a una alteración en la integración de triple flexión de la cinemática tobillo rodilla cadera, de esta manera algunos movimientos van a verse limitados para su ejecución. Por lo tanto son capacidades que no debemos perder de vista en caso de que estén limitadas y tienen que estar integradas en nuestro análisis.

Para concluir queremos remarcar la importancia que tiene la función e intervención como reeducadores del movimiento, orientada a devolverle a la persona una integración funcional global; es decir no pensar en la rodilla sólo desde su proceso lesivo, como una articulación que trabaja de forma independiente, sino como parte de un sistema mucho más complejo que funciona de forma integral y dentro del cual la rodilla juega un papel determinado que se debe ser readaptado. Comprender que muchas veces los tiempos biológicos no está divididos de una manera tácita y poder determinar hacia donde debemos encaminar cada proceso.



- Clancy WG Jr., Nelson DA, Reider B et al., Anterior cruciate ligament reconstruction using one-third of the patellar ligament. J Bone Joint Surg (Am) (1982) 45: 925-932.
- Marumo K, Saito M, Yamagishi T, Fujii K. The "ligamentization" process in human anterior cruciate ligament reconstruction with autogenus patellar and hamstring tendon. A biochemical study. Am J Sports Med. Vol 33, No. 8. 2005.
- Barber, S., Noyes, F., Mangine, R., & DeMaio, M. Rehabilitation after ACL reconstruction: Function Testing. Sports Medicine Rehabilitation Series, 15, 971-974. (1992)

domingo, 28 de junio de 2015

CORE: SU IMPLICANCIA EN LA CINÉTICA FUNCIONAL DE LA ESTABILIDAD ESPINAL

Hemos desarrollado en entradas anteriores, cómo la mayoría de la población, sea activa o no, despliega una tendencia común hacia determinadas disfunciones músculo-esqueléticas.
Estadísticamente entre un 70 a 85% de la población que realiza actividad física sistemática sufrirá en algún momento de su vida de, lo que algunos autores dan por llamar, low-back pain (dolor de espalda baja o lumbalgia); y casi el 5% de esta población desarrollará un síndrome crónico de dolor lumbar.
Muchas veces se cree que el low-back pain (LBP) aparece por daños en el disco intervertebral o las articulaciones cigoapofisiarias, ya sea directamente a través de lesiones traumáticas o prolapso de disco, o indirectamente a través de proceso degenerativos que trasmiten patrones de carga desfavorables para otras estructuras de la columna, así como a la articulación sacroilíaca.
Pero… ¿Qué lleva a las personas a esta disfunción? A este cuadro doloroso… a este proceso de inestabilidad lumbopélvica…
Desde un punto de vista clínico, la estabilidad ha sido definida como la habilidad del raquis, sometido a cargas fisiológicas, de limitar su desplazamiento para no producir lesiones o dañar la médula espinal o las raíces nerviosas, así como para prevenir alteraciones morfológicas que produzcan incapacidad o dolor (WHITE & PANJABI, 1990).
Modelo de Control Motor propuesto
PANJABI (1992)
En la actualidad el concepto de Estabilidad Espinal (dentro de su significación funcional y no mecánica) es un proceso dinámico que incluye el control postural y el movimiento controlado. Este proceso dinámico, es producto de la interacción de sub sistemas neurales, musculares activos, pasivos (PANJABI, 1992). Por lo que la integración conjunta de estos subsistemas, en la acción, brindará  un eficiente control de la estabilidad corporal (y sobre todo raquídea) y su transferencia a tareas  del orden de la vida diaria como así también  de la actividad físico deportiva.

CONTROL MOTOR
Tenemos en claro que toda tarea motriz implica la necesidad de controlar y regular el movimiento con el fin de realizarlo en forma eficaz y con bajo costo de energía. Es aquí donde toma importancia el concepto de ESTABILIDAD, definida como la habilidad del raquis para mantener su estado de equilibrio cuando es sometido a fuerzas perturbadoras o desequilibrantes (BERGMARK, 1989).

Concepto mecánico de estabilidad propuesto por BERGMARK (1989). Diferencia entre el concepto mecánico de Equilibrio.

Por supuesto que dependiendo de la complejidad del gesto, el control del movimiento será gobernado por el SNC quien  deberá determinar estrategias adecuadas para  lograr eficiencia en el patrón motor  en cada momento de perturbación o desequilibrio.  Esta habilidad puede entonces ser entendida como una cualidad física, y por consecuencia, modificable con el entrenamiento y/o la reeducación de los subsistemas que la conforman.
Cholewicki y McGill desarrollan, en relación a  esta posibilidad de intervenir sobre esta habilidad de estabilidad espinal, el concepto de estabilidad raquídea a partir de energía potencial y el grado de deformabilidad al que es capaz de ser sometido un sistema articular a partir de sus estructuras osteoligamentosas. El Dr Mc Gill es el que propone el concepto de “Momentos” de fuerza, en lugar de movimiento.

Concepto de estabilidad espinal a partir del grado de deformabilidad que es capaz de soportar una estructura. CHOLEWICKI & MCGILL (1996) dan uso al stiffness funcional que pueden generar los componentes osteoarticulares, ante una fuerza. 

¿Y porque hablamos de momento? (Modelo de McGill)
McGill hace mención al momento  donde, si un solo musculo de los pertenecientes al core y su función (subsistema activo), realiza una acción inapropiada o a destiempo (dependiente del subsistema de control), o existe un daño sobre alguna de las estructuras del subsistema pasivo (ligamentarias, etc.), se pierde stiffness (o rígidez articular) en dicha núcleo articular, pudiendo esto causar inestabilidad funcional en una o más de las dimensiones planteadas.
Entonces ahí está  nuestra práctica, ahí  debemos dirigir nuestras actividades y consignas,  reeducando el proceso de estabilización intrínseco del eje lumbopélvico. Re-entrenando el momento en  que los subsistemas coordinen y sean eficientes a la hora de  pre activar para estabilizar y garantizar la transferencia de energía eficaz entre trenes. Por eso  es aquí donde  toma relevancia  el entrenamiento o reeducación de core y su implicancia en la estabilidad espinal. No solo porque nos va a permitir ser eficientes en el movimiento sino que además nos va a alejar de alteraciones miotensivas que pueden generar dolor  lumbar y todo lo que se asocia al mismo.
Entonces… ¿Por qué esperar a que ocurran signos o síntomas de dolor lumbar para ocuparnos de esta estructura  y la habilidad del sujeto para  utilizar esta condición?
Extendiéndonos  más allá de la tradicional concepción de “la zona media”, abarcando el esqueleto axial y sus uniones con las extremidades, provocando estímulos que acoplen esos momentos  sabiendo que estas estructuras están preparadas para frenar movimientos y no para generarlos; para el Dr. McGill, es aquí donde el concepto de Núcleo (core) y su entrenamiento resultan en un cambio de paradigma.

Presentado algunos conceptos y modelos que proponen  estos autores, podemos interpretar que  la consecuencia de la estabilidad espinal conlleva a una eficiencia del movimiento, como así también  cualquier alteración de los subsistemas que la conforman, pueden generar   daño articular y disfunción en los tejidos blandos. Es una de  nuestras tareas  detectar alteraciones en los movimientos y ver si se asocian los problemas de estabilidad, o pérdida del momento de integración, para que luego nuestra intervención pueda ser dirigida correctamente. 


VERA-GARCÍA, F.J. & cols.: Core stability. Concepto y aportaciones al entrenamiento y la prevención de lesiones. Revista Andaluza de Medicina del Deporte. 2014. 
PANJABI, M. The Stabilizing System of the Spine. Part I. Function, Dysfunction, Adaptation, and EnhancementJournal of Spinal Disorders. Vol. 5, No. 4, pp 383-389. 1992.
ANDERSSON, G.B: Epidemiological features of chronic low back pain. Lancet 1999, 354 (9178), 581-585
LIEBENSON, C. Manual de Rehabilitación de columna vertebral.
BIERING-SORENSEN, F.A: Prospective study of low back pain in a general population. Ocurrence, recurrence and etiology. Scand. J.Rehabil. Med. 1983,15 (2), 71-79.

domingo, 31 de mayo de 2015

UN SINDROME DESCONOCIDO A LA VISTA DE TODOS*

                Nuestra intervención cotidiana requiere inevitablemente hacer una valoración postural de la persona que acaba de entrar para trabajar con nosotros, por este motivo, es fundamental realizar una evaluación estática postural de cada individuo. Ésta nos aportará datos para conocer alteraciones posturales y restricciones de la musculatura que generen compensaciones, en la postura de nuestros evaluados para poder diseñar un plan de trabajo eficaz. 
Varios autores han abordado la interpretación de la valoración postural estática (Kendall, Busquet, entre otros). Pero una interpretación que es fundamental, y muchas veces desconocemos de sus principios, es la propuesta en 1979 por el Dr. Vladimir Janda; una teoría fundamental en lo que refiere a la alteración postural y el desequilibrio muscular.
La aproximación de Janda al dolor musculo-esquelético crónico consistió en la división de los grupos musculares en tónicos y fásicos.  Los primeros, tendientes siempre a la sobreactividad y acortamientos y los segundos, proclives a la debilidad y alargamiento.  Por otro lado estos grupos musculares suelen estar agrupados como antagonistas emparejados y afectados por la Ley de Sherrington donde el sobreuso de un grupo muscular suele no solo limitar mecánicamente el alcance de movimiento de su antagonista, sino también inhibir neurológicamente su acción. 

SINDROMES CRUZADOS

Janda reconoció que algunos músculos eran propensos a la debilidad y define posteriormente los patrones de movimiento para estimar la calidad del movimiento. Él descubrió que el desequilibrio muscular era sistemático y predecible, e involucraba a todo el cuerpo, definiendo de esta manera lo que dio a conocer como “síndromes cruzados”, descriptos como alteraciones en el equilibrio del tono muscular entre músculos antagonistas.

Estos desequilibrios o síndromes cruzados presentan patrones típicos que sin embargo requieren ser evaluados en forma cuidadosa. 
Los músculos postulares se presentan facilitados, acortados y tensos, en cambio sus antagonistas dinámicos se encuentran habitualmente inhibidos y débiles.
Los patrones de disfunción no se presentan en forma aislada en una región específica, sino que tienden a afectar a la mayor parte de la musculatura estriada, sin embargo existen dos zonas donde es más fácil localizar dichos desequilibrios; la región de la cintura pélvica (síndrome cruzado inferior) y la región de la cintura escapular (síndrome cruzado superior). 
 Aunque el desequilibrio muscular afecta a todo el cuerpo es más evidente o comienza a desarrollarse gradualmente y de forma predecible en la región pélvica y en la región superior a nivel del hombro, dorso y cuello.  Es lo que JANDA denomina “SINDROME CRUZADO PROXIMAL Y DISTAL (pelvis posterior y anterior)”.

LA PELVIS EJE CENTRAL DE LA POSTURA Y EL MOVIMIENTO

Una de las disfunciones más comunes generadas por la inactividad, por mal uso o por sobreuso es el síndrome cruzado distal (SCD). El SCD (pelvis posterior) se caracteriza principalmente por una rotación sagital de la pelvis (anteversión), una hiperlordosis lumbar, abdomen pronunciado, hipoactividad muscular (pared del abdomen, piso pélvico, multífidos, glúteo medio, diafragma) e hiperactividad muscular (erectores toraco-lumbares, flexores de cadera, rotadores internos de cadera).

En cambio la pelvis anterior se caracteriza por retroversión, acortamiento y sobreactividad de abdominales superiores y flexión de la columna lumbar  Glúteos planos, cabeza antepulsa, cifosis toráxica y pobre desarrollo de miembros inferiores. Hipoactividad y alargamiento de abdominales inferiores  y piso pélvico, multífidos, diafragma, psoasiliaco y glúteos. Hiperactividad y acortamiento de isquiotibiales, piriforme, abdominales Superiores y oblicuos internos y rotadores externos de cadera.

EN BÚSQUEDA DE SOLUCIONES

Quedarnos solamente con una valoración de la estática de cada individuo, sería una mirada reduccionista a nuestro entender.  El cuerpo es movimiento y es a través de este que detectamos por medio de diferentes métodos de evaluación (ya descritos en entradas anteriores), desequilibrios musculares y patrones de movimiento alterados que en este nivel conducen a la anormalidad del movimiento, pérdida de la alineación postural y finalmente cambio de la programación motora del SNC. 
Innumerables revisiones de artículos científicos, acerca de lo que se conoce comúnmente como “Low-back pain” o dolor de espalda baja, catalogan este déficit en el control neuromuscular de la estabilidad espinal como un factor de riesgo de lesión del raquis.
 De esta manera podemos verificar la integración del sistema sensoriomotor en el control y adaptación de  las funciones osteoartromusculares, en función de patrones de movimiento fundamentales y que se relacionen directamente con los limitaciones del movimiento de cada individuo (trabajo, deporte, actividades cotidianas, etc).
Como hemos desarrollado en entradas anteriores, nuestra propuesta de acción va en búsqueda de propiciar el aprendizaje y la programación de nuevos engramas motores, que permitan generar ajustes anticipatorios que predispongan a las acciones de propulsión del movimiento. Por eso  la importancia del correcto entrenamiento del sistema estabilizador intrínseco o profundo, ya que “cuando la activación intrínseca es adecuada la calidad de la activación extrínseca es mayor” (Di Santo)

FUNCIONALIDAD

Pero no debemos sesgarnos en el “core-training”, esta metodología por sí sola, no nos garantiza la movilidad y la estabilidad del complejo lumbo-pélvico. No solo el entrenamiento de la fuerza cumple un papel importante, sino la FLEXIBILIDAD  es crucial como condición habilitante para el desarrollo funcional estabilizador y sinérgico del eje lumbo-pélvico, obviamente no nos referimos como estiramientos maximales sino como rangos de movilidad funcional.
Un óptimo programa de entrenamiento debe tener el potencial para recuperar la función muscular alterada y así mejorar la capacidad de controlar el complejo lumbo-pélvico. 



Es virtud nuestra valernos de las diferentes metodologías y herramientas con las que contamos para trabajar las diferentes capacidades que se han visto afectadas: flexibilidad (streching, PNF, excéntricos, GPG), CORE-TRAINING (TRX, perturbación,etc) y educación propioceptiva de las diferentes posibilidades de acción de la pelvis.

En conclusión no todas las programaciones de actividad física, podrán tener la misma orientación  o  serán válidos para el mismo objetivo, será nuestra capacidad de interpretación y observación individual la que nos ayudará a adaptarnos a situaciones espontáneas y específicas de cada individuo.





*Colaboración del Prof. Fabricio Darino y Alexis Goytiño. Forman parte del equipo RREM. 

domingo, 10 de mayo de 2015

ENTRENADORES DE MOVIMIENTO

Hacia un nuevo enfoque de preparación física: El entrenamiento cualitativo*


Existen diversas aproximaciones, desde distintos modelos teóricos que sustentan la preparación física en los deportes de equipo para la mejora del rendimiento deportivo. Durante muchos años estos enfoques tuvieron la particularidad de abordar el rendimiento desde la cuantificación. Los éxitos deportivos se relacionaban de manera proporcional con cada uno de los kilos levantados, y se orientaba el entrenamiento auxiliar hacia la fragmentación del gesto deportivo.
Este primer enfoque para la planificación y programación de las tareas del entrenamiento es lo que se ha conocido tradicionalmente como Entrenamiento Optimizador. Sin embargo, algunos autores como Francisco Seirul∙lo, han conceptualizado un tipo de entrenamiento auxiliar catalogado como Entrenamiento Coadyuvante,
“compuesto por todas las prácticas que permiten al deportista gozar de buena salud, realizar todas las tareas de entrenamiento y participar en todas las competiciones previstas en la temporada”
Dentro de esta categoría, se encuentran el entrenamiento preventivo, como así también, la recuperación y el entrenamiento físico complementario.
Actualmente la mencionada intervención “optimizadora” está mutando, hacia una nueva perspectiva de programación y prescripción de los entrenamientos. No sólo desde los aspectos implicados directamente con la periodización y los requerimientos metabólicos de cada deportista, sino además, desde los aspectos anatómicos funcionales y biomecánicos, de cada deporte en particular y de cada deportista en especial.

La Educación del movimiento: un nuevo enfoque de intervención
Hemos intentado aproximarnos en otras entradas de este blog a mencionado concepto. Utilizando el concepto de “Pirámide de rendimiento”, que representa la importancia de los patrones de movimiento como base para el desarrollo de una adecuada potenciación
de las capacidades física condicionales y determinantes, junto a factores como la técnica y la habilidad deportiva, abordamos al entrenamiento desde un nuevo enfoque, desde una nueva aproximación: la preparación física cualitativa a partir de la educación del movimiento.
Desde nuestra idea, limitaciones en los patrones básicos de movimiento, llevan a distintas alteraciones y compensaciones que disminuyen el rendimiento, el aprendizaje motor y aumentan el riego de lesión. Es decir, los movimientos complejos se basan en los básicos; los movimientos eficientes son fundamentales para maximizar el rendimiento; los malos o pobres movimientos pueden provocar lesiones; por lo cual, para prevenir lesiones debemos observar los movimientos básicos.
Esta nueva forma de abordar la preparación del deportista enfocado en el alto rendimiento desde el concepto de economía del movimiento y balance neuromuscular, requiere estrategias de intervención individualizadas que tengan en cuenta las características y limitaciones del sujeto deportista.
A partir de la detección de  puntos débiles, que pueden intervenir negativamente en el proceso de incremento de la forma deportiva o en la práctica del deporte propiamente dicha, podemos tener una aproximación de este abordaje.

Perfil lesivo – Perfil preventivo como herramientas de planificación
Así planteada nuestra intervención como “preparación física cualitativa”, utiliza dos pilares que nos permitiran planificar y programar estrategias de intervención individualizadas y específicas; en primer lugar, para disminuir los riesgos de lesión y/o mejorar la eficiencia motriz, y luego, aumentar la performance físico-deportiva:
  • por un lado, a partir de un análisis del perfil lesivo del deporte en cuestión (desde una perspectiva multifactorial, a partir de un enfoque actualizado de la problemática de lesión, la incidencia lesiva en el deporte en cuestión, el tipo de lesión mas habitual y los factores de riesgo de cada entorno deportivo como así también, 
  • la realización de un perfil preventivo individual (a partir de una anamnesis e historial lesivo, como así también evaluaciones de movilidad y estabilidad, screnning de movimiento funcional, valoraciones de simetrías neuromuscular e indices agonistas/antagonista).


En consecuencia, nos introducimos en un nuevo campo de acción, que exige una mirada diferente sustentada en el conocimiento científico y empírico, donde el rol del profesional en Educación Física como readaptador se impone y es necesario. Cambiar el enfoque es necesario; pensar en la reeducación y readaptación de los patrones de movimiento alterados, para optimizarlos con el entrenamiento y desarrollar la performance deportiva.


A modo de síntesis, este cambio de paradigma que estamos transitando nos exige adaptarnos a las nuevas posibilidades de acción desde otra mirada de la preparación física. Nos garantizaremos el éxito, teniendo en cuenta que el primer paso para un incremento del rendimiento es que el jugador se encuentre en condiciones de entrenar y competir continuamente de forma ininterrumpida. 






*Aporte adaptado de la tesis de Licenciatura de Luciano Carnevali, con la colaboración de  Braian Vitola. Ambos integrantes del grupo RREM, en el marco del ciclo de producción de nuevas proyecciones de investigación interna. 

sábado, 25 de abril de 2015

El rol silente del diafragma en la estabilidad intrínseca del core*


Aliento de vida. 
El Osteópata Albert Rosa Sempere afirma que  el diafragma “(…)  Es el motor respiratorio, el obrero subordinado que ordena y adecúa los ritmos vegetativos a los diferentes estados fisiológicos. El miedo, la angustia, la alegría, la serenidad, la indecisión, el estrés, son emociones y estados nerviosos que recurren mediante el sistema nervioso autónomo a este músculo para adaptarse a los patrones homeostáticos”.
Nuestro enfoque derivado de la perspectiva de educadores y readaptadores del movimiento, entendiendo al sujeto como un ser biopsicosocial y no meramente como portador de un cuerpo, siguiendo la línea de la educación e higiene corporal, se encuentra con la tarea de analizar - reorganizar estas estructuras del aparato locomotor y devolver al sujeto a su cotidianeidad, readaptando sus hábitos de movimiento que han sido alteradas.

¿Diafragma?
El diafragma se inserta en el reborde costal por delante y por los laterales y en las vértebras dorsales y lumbares por detrás.

  • En la 7ª-8ª-9ª costillas se ancla en el cartílago que une estas costillas con el esternón (articulación condrocostal) y en este punto se fusiona con otro músculo muy importante: el transverso del abdomen.
  • El derecho es más largo y llega hasta L3 (la tercera vértebra lumbar) y en cambio el izquierdo llega hasta L2.
  • Por detrás se inserta más bajo que por delante, formando los Pilares del Diafragma.
  • Desde estas inserciones periféricas, las fibras musculares convergen en el centro: El centro frénico.

 ¿Sabemos qué misión tiene el Diafragma en el cuerpo? Como ya hemos dicho, el diafragma es el músculo de la respiración, pero ni este es el único músculo que nos ayuda a respirar, ni la respiración es la única función que tiene el diafragma.

Activación del sistema de estabilización intrínseco
El diafragma es considerado un estabilizador local fundamental, en lo que Panjabi (1992), define como subsistema activo muscular. Sus características de soporte y acción anticipatoria lo posicionan como un componente fundamental para la estabilización del eje lumbopélvico.
Entramos aquí en un punto importante, el diafragma debe bajar lo suficiente para que el aire pueda entrar en los pulmones, pero no tanto como para “dañar” las vísceras abdominales. Sale aquí a escena el músculo Trasverso del Abdomen, que es el jefe del diafragma, básicamente le dice hasta donde tiene que bajar y si debe subir más.
Durante la inspiración, el transverso del abdomen, actúa defendiéndonos de la gran fuerza del diafragma, le ofrece resistencia y por otro lado dirige las presiones hacia abajo y hacia atrás donde el “suelo” (el suelo pélvico) es más fuerte.
Durante la espiración forzada, esa que hacemos cuando realizamos ejercicio o cuando alguien nos pide que soplemos, la pared lateral, se contrae ejerciendo de faja y empuja al diafragma hacia arriba. Lo que nos ayudará a expulsar más aire, no solo sube el diafragma, sino que el suelo pélvico baja, es por ello que existe una activación automática de la musculatura del suelo pélvico durante la contracción del trasverso.
Siendo más explicito “la maniobra de exhalación activa oblicuos, transveso, recto, la presión intraabdominal actúa estabilizando la columna vertebral”. La exhalación aumenta el aporte de estabilidad, y si a ello anticipamos la inhalación con la activación diafragmática, aumentamos el potencial de los oblicuos y recto del abdomen para estabilizar el eje lumbopélvico.

Rescatemos la extrema importancia de la correcta educación del sistema estabilizador intrínseca o profundo del eje lumbopélvico. Cuando la activación profunda es adecuada, la calidad de la activación extrínseca es mayor. La protección de las estructuras centrales contribuye a la mejor transferencia de fuerzas entre trenes. Es por ello que aunque resulte aburrido, insistir con la activación conjunta del suelo pélvico y transverso como facilitadora de la activación de los multifidos es importantísimo para el funcionamiento de los mecanismos retroalimentarios.
La estabilidad del eje lumbopélvico y la efectividad para transferir fuerza depende de la activación secuencial de patrones en la musculatura estabilizadora intrínseca. Nuestro objetivo es crear y modificar patrones de engramacion tal que la activación estabilizadora del eje lumbopélvico preceda a las solicitudes propulsoras de los miembros superiores e inferiores y que dichos patrones sean transferibles a las actividades de la vida diaria o al deporte. 


*aporte de los Profesores Leandro Fernández y Vicente Figus. Ambos conforman el grupo de trabajo RREM. 


BIBLIOGRAFÍA DE REFERENCIA: 
DI SANTO, M.  Estabilidad lumbo-pélvica. Core Stability Training. Biblioteca virtual IPEF Córdoba.
PANJABI, M. The Stabilizing System of the Spine. Part I. Function, Dysfunction, Adaptation, and Enhancement. Journal of Spinal Disorders. Vol. 5, No. 4, pp 383-389. 1992.
------------------ The Stabilizing System of the Spine. Part II. Neutral Zone and Instability Hypothesis. Journal of Spinal Disorders. Vol. 5, No. 4, pp 390-397. 1992.